Pitaya, una fruta de otro mundo. Se come cocida y en fresco, que es como un jugo rebajado con agua.
La laguna de Apoyo es preciosa, tiene el agua limpia y está dentro del cráter de un volcán. Las cabecillas pertenecen a Germán y Andreu, dos catalanes encantadores que conocí de camino a la laguna y con los que pasé la tarde.
La calle del Caimito, donde viví mi primera semana en Granada
Taller espontáneo de filigrana a cargo de Doriane, una belga muy buena onda y creativa
La Casa Abierta (también conocida como Casa loca) tiene murales en las paredes
Un pequeño trabajo con motivo prehispánico que hice esta semana en linóleo
Otro trabajo
Empezando con una placa. Antes de sacar con las gubias, hago el dibujo a lápiz sobre el linóleo.
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