sábado, 5 de noviembre de 2011

Nicaragua Nicaragüita (la mirada de mi madre) TERCERA PARTE

El traslado de Ometepe a Estelí, tercera etapa de nuestro viaje, fueron doce horas. Salimos de nuestro alojamiento a las ocho y media de la mañana: tres horas de autobús por caminos, carreteras y trochas, parando a recoger gente de las casas que jalonan los caminos, a razón de una parada cada cinco minutos. Después de esas tres horas, nos embarcamos y otra hora más por agua hasta el embarcadero de San Jorge, la orilla más próxima del lago. Nueva espera y tres horas de autobús hasta Managua, parando mucho pero menos, por carretera de doble circulación en bastante buen estado; de ahí, en taxi hacia otra terminal de autobuses de la capital y finalmente otras tres horas de viaje a Estelí en un autobús expreso, por la Panamericana, que no es una autopista, sino una carretera en bastante buen estado, de doble dirección y que atraviesa todo Centroamérica, de Norte a Sur. Llegamos bien de noche.

Salir del paraíso de Ometepe y entrar en Estelí fue un contraste fuerte. Aquello se podría definir como la "comunión" del ser humano con la naturaleza; pobreza de "medios", pero riqueza del "medio". Estelí es una de las ciudades más importantes de Nicaragua, desde el punto de vista económico, famosa por la fabricación de puros y de ron. Es desordenada; no por las trazas (está perfectamente organizada en "cuadras", un damero perfecto), sino por la topografía (las calles suben y bajan) y por las casas, todas de una planta, poco uniformes, de ladrillo, cemento, madera, muchas techadas con uralita y hechas con materiales más pobres. Como en todas partes, las aceras y el pavimento están en malas condiciones y hay bastante basura (creo que en las ciudades nicaragüenses se recogen las basuras una vez por semana). No tiene puntos de referencia, "hitos", que decimos los geógrafos, solo la que llaman catedral, una iglesia recién remozada y con dos torres cuya fachada recuerda a la del monasterio de El Escorial. Parece imposible orientarse en la ciudad, pero la gente lo hace perfectamente con sus coordenadas norte, sur, este y oeste y la distancia medida en número de cuadras a recorrer. 

Estelí ha sido una ciudad castigada por la naturaleza (como tantas otras del país), últimamente por el huracán Mitch (de 1998), pero antes lo fue durante la guerrilla, la revolución y la  "Contra". Lo impresionante de la ciudad es el emplazamiento, en el escudo montañoso del centro-norte del país, rodeada de paisaje con buena vegetación. El calor en Estelí no es húmedo y por la noche, en la época en que nosotras fuimos, refresca. Se agradece. María me dice que ella se ha sentido muy a gusto allí. Ha vivido más de cuatro semanas de forma continuada en Estelí, trabajando como voluntaria en Funarte y alojada en una casa que le ha cedido una buena amiga, Naví.

Naví es maestra, licenciada en ciencias sociales e investigadora, y estuvo ligada al frente sandinista muchos años; trabajó en la cruzada de alfabetización y también en los campos cuando se movilizó a los jóvenes de las áreas rurales durante el gobierno sandinista (en los 80). Interesante, buena conocedora de la historia, la economía y de su país. Con ella estuvimos un par de días, también con una sobrina suya, Ania, muy maja, joven, que trabaja en inmigración, y con el hijo pequeño de Naví, Rodrigo, un chaval simpático, cariñoso, listo y ocurrente. Ya he dicho en otro lugar que Naví y Rodri son lo más bonito de Estelí. Rodri y María forman una pareja” muy divertida.

Con ellos subimos al Tisey y pudimos disfrutar del magnífico paisaje de montaña, verde y muy movido. Recuerda a Asturias, hasta por las vacas, aunque son de una raza diferente y parecen cebús. Pájaros, árboles y orquídeas de muchísimos tipos diferentes. Allá nos "acercamos" al "paraíso" de Alverto (con v de vaca) Gutiérrez Girón, un escultor de setenta y dos años que lleva como treinta y cuatro en la montaña, esculpiendo relieves en las rocas sobre temas históricos de Nicaragua, religiosos y de animales, además de plantando árboles. La obra es increíble y él la explica contando que tuvo un sueño a los nueve años y un ángel le dijo que tenía que hacer escultura y darla a conocer, "con alegría y mucho cariño". Un hombre notable. Para acceder a ese paraíso de Alverto casi nos despeñamos por el monte y a la vuelta se organizó una tormenta de las grandes y tardamos unos veinte minutos en ponernos a resguardo. Suficiente para calarnos hasta los huesos. Así calados estuvimos casi un par de horas más... hasta llegar a casa. En esos momentos se echan de menos nuestras comodidades “primermundistas”: un baño caliente y ropa bien seca. Pero la experiencia fue muy bonita. Y la compañía más aún.

León es una ciudad colonial, como Granada. Dicen que son las dos más bonitas de Nicaragua. Ambas compitieron por la capitalidad; León liberal y Granada conservadora. Hoy en día León es más grande, tiene edificios espléndidos, aunque muy deteriorados de fachada, y es una ciudad muy vital, universitaria. Granada es más turística.

León es la cuna del poeta Rubén Darío, el de “Margarita, está linda la mar…” y su casa se visita. Pero también, y más recientemente, ha sido pieza clave del sandinismo, igual que Estelí. Durante la época de la dictadura de la familia Somoza fue bastante castigada. Los estudiantes universitarios han sido muy activos desde los años cincuenta y durante la revolución sandinista León jugó un papel capital. Todo en la ciudad son recuerdos a los héroes y mártires de la larga lucha, muchos estudiantes e intelectuales;  fue un poeta quien atentó contra el primer Somoza en 1956. Durante esos años el movimiento estudiantil fue reprimido a sangre y fuego. Luego, en el año 79, cuando todas las fuerzas se unieron contra el último Somoza y consiguieron derrocarlo, en León se peleó duro. Quedan huellas de la batalla callejera. En los años de gobierno del Frente Sandinista, tras la revolución, durante la década de los 80, León sufrió ataques de la "Contra".

Visitamos allí "el 21", una cárcel somocista hoy convertida en pequeño museo de mitos y leyendas. Impacta entrar en las salas y ver dibujos alusivos a la vida en la cárcel y a las torturas, simplemente con trazos negros sobre las paredes blancas. Los muñecotes que representan los mitos y leyendas más conocidos y típicos de Nicaragua resultan grotescos en la desnudez de las paredes de la cárcel, con esa alusión constante al infierno que muchos hombres y mujeres vivieron en ella.  Visitamos también en León el Museo de la Revolución, un museo pobre, situado en el edificio que ocupó la guardia nacional somocista, donde lo que se exhiben son recortes de prensa y fotografías de los héroes y mártires del sandinismo y la revolución; nos lo enseñó un ex combatiente de la revolución sandinista que tenía catorce años cuando entró en el frente. Mucha gente de León combatió en aquellos días y el recuerdo de todos los años de guerra, guerrilla, revolución y contrarrevolución está muy fresco. Por las calles de la ciudad se ven muchos murales que recuerdan la historia reciente. Los murales, tan típicos de Nicaragua y otros países centroamericanos, son una forma de enseñar/explicar/recordar las historias de la historia, además de educar, tanto a adultos como a niños, en el cuidado de la naturaleza y el medio ambiente, la prevención del sida, etc. Todas las ciudades y los pueblos que hemos visto tienen murales con historias, leyendas, recuerdos y temas educativos. En León, buena parte de ellos hace referencia a los años de represión y a los héroes y mártires. También hay murales en la UNAN, la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, una de las más antiguas de Latinoamérica, en cuya aula magna están representados algunos de los líderes más carismáticos de la historia reciente del país.

En noviembre se celebran las próximas elecciones generales en Nicaragua y todo parece indicar que volverá a salir el Frente Sandinista de Liberación Nacional (F.S.L.N.), ahora en el gobierno, después de un periodo en el poder en los ochenta y otro en la oposición en los noventa y primeros dos mil. Habría mucho que hablar sobre todo el tema político, que es tan interesante como complicado, pero yo no soy persona indicada para ello. La gente con la que hemos cambiado impresiones muestra opiniones muy variadas: unos defienden al actual presidente, Daniel Ortega; otros sandinistas son partidarios de la renovación del partido. Hay otros partidos políticos y, sobre todo, hay muchos desencantados y escépticos, con una mala opinión de los políticos, a los que consideran ladrones. Hay incluso quienes dicen que el Frente amañará las elecciones y volverá a salir. Un día, en Granada, tocamos el tema con Mary, una mujer artesana que tuvo alojada en su casa a María durante un tiempo. Ella  nos decía que no quiere que gane el Frente. Pero cuando le preguntábamos cómo habían sido los cinco últimos años de gobierno sandinista, ponderaba la educación gratuita, la campaña de alfabetización de adultos, la sanidad gratuita y la pavimentación de las calles en Granada, muchas en tierra hasta ahora.

Para muchos, la corrupción en el ámbito político es uno de los problemas más graves del país.

En estos días finales de septiembre, hemos visto marchas y convocatorias de mítines, arengas del FSLN a través de la radio y pintadas; concretamente, en Ometepe, en casi todo los caminos y carreteras, las farolas, los postes de la luz o el suelo tenían pintados los símbolos sandinistas y el “VOTA 2” (la casilla que corresponde al FSLN). Hemos visto también filas de autobuses con carteles y pancartas de algunos partidos, cargados con gente que se dirigía a algún mitin.

Algunas manifestaciones políticas coinciden en el espacio con otras religiosas. Parece que la religión es muy importante en Nicaragua y hemos visto una procesión y fuegos artificiales en los días previos a la festividad de la Merced en León; la iglesia de esta advocación se llenaba por la tarde noche y los cánticos se escuchaban por todo el centro de la ciudad. Hay otras manifestaciones de la religiosidad popular: los predicadores callejeros, los cánticos religiosos en la radio o en altavoces por las calles, las frases o pintadas en los transportes públicos, no sólo en los buses, también en los taxis ... El Frente Sandinista parece que se ha unido a la Iglesia Católica con vistas a estas elecciones y se define en esta campaña como “cristiano, socialista y solidario”. Quizá sea una forma de conseguir más votos. 

No quisiera terminar esta crónica sin comentar algo sobre nuestros alojamientos durante el viaje y sobre los precios en Nicaragua. Hemos escogido siempre alojamientos modestos. Hay bastantes y ofrecen diversas posibilidades, desde rentar una hamaca, hasta ocupar una litera en dormitorios compartidos (de hasta diez o doce personas) u optar por una habitación privada con o sin cuarto de baño. Nosotras hemos procurado disfrutar de habitación con cuarto de baño, aunque en varios sitios lo hemos compartido. En general, son alojamientos que tienen lo mínimo imprescindible: paredes, techo y cama. Y un ventilador, que es mucho más cómodo que la mosquitera para espantar a los mosquitos; quita el calor de forma eficaz y es estupendo para secar la ropa, siempre húmeda. En algunos alojamientos podíamos hacer uso de la cocina y con frecuencia tenían también Internet gratis. El agua fría siempre, excepto en un hotel en Estelí, que pudimos ducharnos y lavar la ropa con agua caliente. Tampoco es tan necesaria el agua caliente, dado el calor que hace. Los precios son increíbles. Hemos estado alojadas por entre nueve y quince dólares al día (las dos) durante todo el viaje, menos en León, que subimos un poco el listón (y lo disfrutamos mucho). Los precios en dormitorios  compartidos son de entre tres y cinco dólares por persona.

Uno de los alojamientos más agradables que hemos tenido ha sido la Finca Magdalena, en la isla de Ometepe, una explotación agrícola que sólo muy recientemente ha reconvertido alguno de sus edificios en alojamiento hotelero. Los precios y el sistema de hospedaje son como los que he comentado antes, pero la finca tiene un encanto especial. Es enorme y en ella se cultiva sobre todo café; perteneció a una familia que contaba para su explotación con un número importante de trabajadores, que vivían allí mismo con sus familias. Después pasó a otra familia, que echó a buen parte de éstos y finalmente fue embargada por un banco. La producción quedó abandonada y durante la revolución sandinista los antiguos trabajadores ocuparon la finca y volvieron a cultivar el campo; más tarde la compraron al banco, formaron una gran cooperativa, que después se desmembró, y ahora sigue funcionando en régimen de cooperativa con varias familias. Recientemente han diversificado las funciones. Hablamos con una de las mujeres jefas de la cooperativa, que nos contó toda la historia de la finca, vivida en primera persona. Una experiencia de lo más interesante. Aparte de los cafetales, a través de ella se accede al volcán Maderas y por la zona se ven todo tipo de animales, pájaros, mariposas y flores. Las vistas del volcán Concepción y el lago Cocibolca son espectaculares.

Otro alojamiento interesante ha sido el hospedaje Libertad, en Granada. Una antigua casa colonial con dos patios y un poco descuidada, pero de mucho sabor. Nuestro dormitorio era enorme y destartalado, con un techo de cinco o seis metros de altura, un ventilador medio roto, poca luz y puerta con candado; duchas y váteres a compartir. Los espacios comunes muy transitados, porque es lugar bastante conocido en Granada, sobre todo por mochileros.

Se come muy barato en Nicaragua en bares y restaurantes modestos y sobre todo en los mercados. El gallopinto –arroz con frijoles- es el plato típico y base de la alimentación; es barato y se toma hasta de desayuno. Otros platos típicos incluyen pollo, cerdo u otros tipos de carne. También son baratos… para nuestros bolsillos. Los autobuses tampoco son caros y se puede hacer un trayecto de una hora por menos de un dólar.  






 Ometepe





 Playas de León




 Subida al Tisey


 Descansito de camino al Tisey. Naví, Rodrigo, María y Gloria

Rodrigo y María, el abrazo del koala

Naví, Annia y Gloria

Naví, María y Gloria



1 comentario:

  1. Gracias por escribir para la Nicaragüita, las descripciones y todo ese cariño que emana de tus palabras, es muy alentador, sobre todo para quienes a veces creen que Nicaragua no es un gran país para vivir.

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